Aventura en África

A las buenas y a los buenos!! ¿Cómo está mi gente guapa? Espero que estéis bien, muy bien, o tremendamente bien. Pues nada, hoy os dejo que descanséis un poquito de mí, y comparto un pedacito de una carta que me ha escrito mi hermana, que reflexiona sobre su experiencia vivida este año en Dakar (Senegal). Interesante, sí!! Gracias hermanika!! Ahí os va:

"Yo también recuerdo esa fría madrugada del 17 de enero. Como siempre pasa cuando empiezas una nueva etapa lejos de tu casa se mezclan sentimientos muy diferentes: pena por alejarte de la familia y dejar de compartir el día a día, miedo e ilusión hacia lo desconocido, nervios… Pero me acompañaba en el viaje el gran Martintxo, eso garantizaba que todo iría bien. Dejaba atrás un año en Madrid muy especial que siempre recordaré con muchísimo cariño: mis compañeros de trabajo, Mikel y Ana, Malasaña, la bicicrítica, las visitas del Pi, del aita, y de la familia al completo, los fines de semana en Pamplona, el día a día con Martíns, ¿qué más podía pedir? Pero tocaba pasar página y empezar a escribir una nueva.

Los comienzos fueron duros, cuando pensaba en todos los meses que tenía por delante, pensaba que era mejor no pensarlo. No podía evitar comparar, y como bien dice el dicho las comparaciones son odiosas. Comparaba la experiencia de Dakar con la de Madrid, o la de Dakar con la de Pemba, pero Dakar es Dakar y más tarde entendí que era una experiencia incomparable. Fui descubriendo tesoros entre la niebla: Sole y Gerson, que son mi familia aquí y a los que quiero y seguiré queriendo cuando la distancia nos separe; luego apareció el gran Markus y su hermano Max; Pablo, Victoria y Tijax, parte también de la familia dakaroise; el consejo de sabios de la oficina, gracias al cual conseguiré acabar mi beca Incha´Allah como aquí dicen, y las nuevas incorporaciones de la ofi, que siguen dejando el pabellón muy alto. De la mano de Martíns descubrí un poco de esta gran ciudad y sus rincones más emblemáticos. Descubrí también que tenía que aprender de la actitud que él tiene ante la vida, de su optimismo, de su tolerancia, de su generosidad, de la importancia de disfrutar del trayecto y no sólo del destino.

Pero a veces la vida da giros inesperados, que no llegamos a comprender en el momento, por qué suceden. Y a finales de julio Lulu volvió a Mozambique y yo con él dos semanas. Cuando cogí aquel avión en Johanesburgo para volver a Dakar, pensaba que no tenía ningún motivo para volver, que si con el apoyo de Martintxo se me hacía difícil, sola no iba a poder. Los primeros días fueron duros, veía diciembre muy lejos y pensaba que no iba a ser capaz de acabar la beca. El apoyo de mi hermanico y de Sole y Gerson fue fundamental, para superar este nuevo comienzo.

Y hoy, 4 de noviembre, sigo aquí, a seis semanas de coger el avión para volver a casita y reencontrarme con la familia, momento con el que llevo soñando todo el año, y estoy contenta de seguir aquí, de haber decidido ser fuerte y aprender de esta experiencia. Creo que he madurado mucho, que he reflexionado también mucho sobre muchas cosas, que he conseguido llegar a una especie de equilibrio que me está haciendo disfrutar de estas últimas semanas y empezar a sentir que me va a dar pena dejar todo esto. El otro día pensé en todo lo que me han dejado las experiencias que he vivido hasta el momento, las personas que me he ido encontrando por el camino y me sentí afortunada por haber tenido todas estas oportunidades.

Por eso, sus Majestades de Oriente, yo tampoco necesito regalos este año, porque no hay mejor regalo que estar con la familia al completo. Así que yo también me voy poniendo guapa para recibir la Navidad."

                                       Un abrazo de tu tata que te quiere